3 pasos para empezar a desarrollar tu conciencia
Mucho se dice sobre la conciencia, desde nuestros primeros años de vida escuchamos frases como «que eso quede en tu conciencia», vamos a la iglesia y nos dicen que «actuemos en conciencia», también nuestros profesores y nuestros padres nos los han ido imponiendo a lo largo de nuestra vida. Son muchas afirmaciones y órdenes, que a veces nos alejan de su sentido más simple: saber discernir lo que es y lo que no es. Por ejemplo, saber que una manzana es una manzana y no una pera. Somos conscientes allí de que esa fruta tiene unas características, propiedades y un nombre que los distingue de las demás. De esta forma, cuando reconocemos lo que es y lo que no es, practicamos el ejercicio más simple de la conciencia.
Podemos ejercitar nuestra conciencia sabiendo lo que somos y lo que no somos. A veces, nos centramos en hacer cosas que están por encima de nuestras capacidades en ese momento. Y esto no significa que no tenemos derecho a soñar, de tener ambición para construir un gran futuro para nosotros, sino que cuando reconocemos lo que sí somos, desde nuestro dominio de competencia y también desde nuestras limitaciones, estamos siendo conscientes. Ahora bien, si nos encontramos en ese reconocimiento de quiénes somos con nuestras propias limitaciones, ¿cuál sería el trabajo por realizar? Pues buscar romper esas barreras, y al hacerlo, puedo transcender y avanzar. Por tanto, el trabajo de la conciencia se inicia con el conocimiento de nosotros mismos, pero un conocimiento basado en la honestidad de saber qué somos y qué no somos, ya que al observar lo que no somos y queremos llegar a ser, podemos preguntarnos qué nos falta para lograrlo. Si no somos honestos con nosotros mismos, nos vamos a frustrar en tratar de alcanzar algo para lo que no somos en este momento. En este sentido, siempre que hablemos de conciencia se trata de trabajar en encontrarnos: Trabajar en quién soy yo a nivel de pareja, quién soy yo a nivel laboral, quién soy en mi relación familiar.
Es muy frecuente, por ejemplo, que en el ámbito laboral pase eso de «es que yo pienso mejor que mi jefe porque solo toma malas decisiones». Pero ¿qué ocurre si me reconozco conscientemente quién soy? Soy un empleado que trabaja para una misma empresa que mi jefe; soy alguien que tiene un nivel de preparación que quizás está dos años por detrás de los de mi jefe y lo considero un tonto por sus decisiones. Sin embargo, ¿qué tal si piensas que todas sus decisiones, toda su formación lo han llevado a estar en ese lugar, así como tus decisiones te han llevado a estar en el lugar donde estás? Si somos conscientes en ese momento y tenemos un conflicto con nuestro jefe, lo que cabe proponerse es romper mis barreras y mis limitaciones para, desde allí, impactar a otros grupos. Pero si nos quedamos en no conocer quiénes somos, no estaremos siendo conscientes y simplemente estamos llenándonos de frustraciones y analizando la vida desde un escenario que no nos va a permitir crecer.
Siguiendo lo anteriormente descrito, vamos a ver cómo podemos potenciar nuestra propia conciencia en solo 3 pasos:
Define un escenario concreto
Para poder seguir una evolución de nuestra conciencia tenemos que elegir una forma de medir ese crecimiento y lo mejor para poder medir algo es centrarlo en un escenario concreto. Entonces define primero dónde quieres empezar a ser más consciente: quiero ser más consciente en mi relación de pareja, en mi trabajo, en la relación con mis hijos. Puedes tener el deseo de querer ver inmediatamente toda tu vida de una forma consciente, pero la mejor forma de seguir tu crecimiento es definiendo un área concreta de tu vida para luego irla ampliado más y más.
Haz una lista para conocer lo que eres y lo que no
Una vez definido el escenario sobre el que vas a trabajar, empieza a observar cómo actúas tú, cómo eres, cómo interactúas con una persona, por ejemplo, si estás tratando de mejorar una relación cómo podrías desarrollar esa relación y qué te impide hacerlo. Al observar lo que sí puedes y lo que no dentro de ese escenario ya estarás conociéndote a ti mismo.
Afronta tus propias limitaciones
Tu oportunidad de crecimiento se encuentra justo en lo que no eres, por eso, como tercer paso, anota eso que está generando limitaciones y construye posible planes o tareas que te puedan ayudar a romper esas barreras que no te están permitiendo avanzar. Pero eso sí, proponte tareas sencillas, que estén dentro de tu dominio de competencia. Si es un problema muy complejo, empieza por cambiar pequeñas cosas en tu comportamiento para acercarte a eso que quieres llegar a ser.
Y, por último, lo que también nos puede ayudar es nuestro vector espiritual. Pídele ayuda a los Ángeles, para que esa intención que está ahí en tu corazón pueda dar su fruto, pídele ayuda a tu Ángel de la Guarda, llama a Dios en tus oraciones para que envíe a sus ángeles para que te auxilien en esa tarea. Verás que seguirás creciendo personal y espiritualmente.
Recuerda que, si deseas una información más personalizada, para que trabajemos juntos esas áreas donde te gustaría progresar en tu vida, puedes reservar aquí tu cita o solicitar más información desde este enlace.
Te envío abrazos y bendiciones.
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